¡Vaya fin de semana que llevo intentando averiguar si el buenazo de
Atchoum es o no un "animal peligroso"! Ciertamente pesa más de veinte kilos (o eso parece cuando se me sienta encima, el muy caradura). Tiene un gran perímetro torácico, un auténtico cabezón, fuerte musculatura, mandíbula grande y boca profunda (e insaciable, sobre todo con las galletas). Lo que no sé si tiene es "carácter marcado", porque no sé a qué se refieren con esa expresión los que han parido el Decreto con el que el Gobierno nos sobresaltó el viernes pasado, pero de lo demás anda bien surtido.
Lo cual me preocupa, porque hasta ahora el pobre Chummy sólo presentaba un riesgo: el de llenar de babas a todo el que se le acercara. Bueno, y el de matar de risa a los espectadores de sus payasadas, claro. De hecho, yo temo que el día que entre un ladrón en casa, el perro se limite a tumbarse a sus pies, boca arriba, para que le haga cosquillas en la barrigota. No sé, no sé... tendré que contarle lo del Decreto, a ver si así se pone más serio...
De todos modos, lo que a mí me fastidia del asunto no es que el Decreto ponga indirectamente la etiqueta de "peligrosos" a "la ONG del mundo animal", como definió algún cursi a los San Bernardos. Bueno, sí que me fastidia, porque al fin y al cabo el fundamento parece el mismo que el de ese infame canon que nos cobran en las fotocopias, nos pretenden aplicar en los CD piratas y, a este paso, nos pondrán también en los folios en blanco o los bolígrafos "bic", que son por supuesto útiles susceptibles de ser empleados en el "pirateo". Es decir, que paguen justos por pecadores.
Pero lo realmente molesto es que el Decreto es perfectamente prescindible. En la mayoría de las Comunidades Autónomas hay normas similares a la que ha aprobado el Gobierno. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, desde hace un par de años es obligatorio obtener una licencia e inscribir al animal en un registro especial para poder poseer un perro de esas razas consideradas peligrosas. En el registro de mi pueblo, sin ir más lejos, hay inscritos dos perros.
En mi calle, sólo en los trescientos metros que mide mi calle, hay más de media docena.
Y es que el problema no son solo los perros peligrosos. Ni tampoco sus amos. El problema es la dejadez de quienes tienen que aplicar una norma y no lo hacen.
En realidad, más que un
Decreto de animales peligrosos, lo que hace falta es uno de
autoridades indolentes...
Y si también les obliga a llevar bozal, mejor que mejor ;-)
(Mientras escribo esto, Atchoum está tumbado sobre la alfombra. Ha encontrado un ejemplar de "Año Cero", y lo está destrozando concienzudamente.
¡Y encima dicen que es peligroso!)
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